Memoria eterna

A tiempo de saludarles en el Bicentenario de la Revolución del 16 Julio, les invito a disfrutar de este encuentro con los Hombres y Mujeres de La Paz esperando verlos en el Teatro Municipal.

L u í s R i c o en concierto
“La Paz Hombres y Mujeres”

Teatro Municipal
Viernes 31 de julio-Horas 19.oo


Memoria eterna

Canto.
Garrobilla Badajoz
Parió un niño aventurero
Bautizado por el clero
Fiel, rebelde a viva voz.

Al igual que Hernán Cortés
La aventura más penosa
Don Alonso de Mendoza
Puso en tierra sus dos pies.

Cruzó monte hacia la luz
Cabalgando su caballo
Vistió galas, vistió sayo
Y encontró aquí la luz.

Los metálicos hispanos
Los indios a flor de piel
Probaron juntos la miel
Un instante ser los hermanos

Relato.

A tiempo de fundarse la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, fue plantada una cruz para dejar establecido su carácter de población cristiana. A su lado una picota como símbolo representativo de la autoridad y el cumplimiento de la ley. Así la ciudad de La Paz nació con olor a pólvora. Este olor a pólvora y este gusto por las batallas estaba destinado a perdurar, pues lejos de ser un pueblo de paz, fue siempre un pueblo de guerra, belicoso y batallador.

Las casonas coloniales se construían de un piso o de dos apenas con paredes de adobe y techo de teja. Tenían dos patios que parecían plazoletas con corral al interior. El frontis tenía cuatro o seis ventanas de balcones cerrados con puertas de naranjo o cedro. El empedrado era de guijarros con su canal abierto para el arrastre de las inmundicias en caso de que lloviera. La Paz tenía el encanto de sus calles cuyo trazado obedecía a la estética sentimental del azar y a la geometría pintoresca del capricho de los siglos. Viejas casonas con aire conventual y rejas con filigranas de hierro, residencias señoriales de factura colonial labradas con piedra de sillería, casas solariegas de rancio abolengo español en las cuales los alarifes castellanos pusieron la inspiración de su arquitectura renacentista, barroca y plateresca, allá, los indios dejaron la huella de sus esfuerzos en el encaje ornamental de las piedras talladas a cincel.

Las famosas y empinadas calles de La Paz fueron para su pueblo el camino de su calvario y también de su gloria.

Canto.
Los discordes en concordia
En paz y amor se juntaron
Y pueblos de paz fundaron
Para perpetua memoria.

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