La figura mítica de Jaime Sáenz atrapó nuevamente a Mondaca Producciones. Esta vez, el elenco, que llega con la promesa de que logró traducir al autor con mayor solvencia escénica que en anteriores oportunidades, presenta en Cochabamba, la adaptación de “Aparapita”, de Felipe Delgado, del 3 al 5 de febrero en el Teatro Achá.
Hasta la fecha ya son cuatro las adaptaciones realizadas por el espacio teatral: “No le digas”, “Santiago de Machaca” y “Los cuartos”. En esta ocasión, la puesta en escena de la obra está a cargo de Claudia Andrade y la adaptación de David Mondaca.
El elenco está integrado por María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elias, David Mondaca y la participación especial del Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
La musicalización está a cargo de Luis Elías y Rodrigo Ayo, la escenografía por Ramiro Vargas, la edición de sonido por Yamil Zaiduni y Daniel Prieto, la utilería por Miguel Angel Mamani y el vestuario por Moncada Producciones.
La obra “Aparapita” araleerafelipedelgadodejaimesaenz…, así, sin espacios entre palabras, tiene una duración de 70 minutos, es de un solo acto y está basada en los primeros cuatro capítulos de la novela “Felipe Delgado”, del escritor paceño Jaime Sáenz.
Según David Mondaca, el fin de la puesta en escena es motivar al espectador para que lea la novela, considerada pilar fundamental en la historia de la literatura boliviana.
La obra ya fue estrenada en La Paz el 8 de octubre de 2011, fecha del nacimiento de Jaime Sáenz. Fue representada en los festivales del Zicosur y en los Temporales Teatrales de Puerto Montt, Norte y Sur de Chile. En marzo abrirá el Festival Internacional de Teatro FITAZ en La Paz.
La segunda temporada será en Cochabamba en febrero próximo. Después el elenco visitará Santa Cruz, Oruro, Sucre, Potosí y Tarija.
Claudia Andrade trabajó la adaptación casi un año y en ella se incluyen partes del ensayo “El Aparapita de La Paz” y textos de “La Noche” y “La Piedra Imán”.
Los personajes que inundan la puesta en escena son aquellos que transitan la literatura saenciana como Román Peñaylillo, el Sr. Beltrán, gran illimanólogo, Titina Castellanos, el amor trunco de Felipe, Corsino Ordoñez, el bodeguero y los aparaditas que habitan la bodega para sacarse el cuerpo. En boca de todos estos personajes, Jaime Sáenz narra sus propios mundos, aquellos que hoy David Mondaca intentará reproducir en el escenario.
A continuación, David Mondaca revela los secretos de este gran proyecto teatral.
- ¿Qué tiene el Aparapita, de Jaime Sáenz, que le conquistó para que haga una adaptación.
- Esta es nuestra cuarta obra sobre el poeta Saenz. Primero fue: “No le Digas”, “Santiago de Machaca”, “Los Cuartos” y ahora este “Aparapita”. Ocurre que el universo saenciano es inabarcable. El proyecto de llevar a escena los primeros capítulos de la novela es un sueño largamente acariciado.
El año 1975, siendo yo adolescente y haciendo mis primeras armas en el escenario, vi al poeta y esa imagen se me gravó en las pupilas, vi a un hombre de elevada estatura, de sombrero de paja y un saco que me llamó la atención, a pesar del crepúsculo que se avecinaba. Él miraba la fachada del Palacio Quemado por la parte de la calle Ayacucho, mascullando no se qué, estuvo un buen tiempo así. Luego supe que era don Jaime Sáenz con su saco de Aparapita y en esos años para vestirse así, había que tener un mundo demasiado particular. En estos tiempos emerge la figura de Don Jaime como uno de los últimos poetas malditos, a mi me seduce que su vida y su obra son una sola y misma cosa.
- Para hacer el personaje del Aparapita, qué tuvo que trabajar en su interior? ¿Ha experimentado esa vida, la ha observado? ¿Cómo la ha introyectado?
- El terreno sobre el que debes caminar interpretando personajes de Séenz es un terreno deleznable y requiere todo el rigor y la disciplina de un actor para no sucumbir fuera de la escena. Aunque la premisa en nuestro trabajo, --es su frase preferida… si no hay dolor, si no hay locura, si no hay riesgo, si no hay peligro…es que no hay nada--. Conscientes somos de que el actor no está sólo para hacerse ver en la vida, debe dejarse ver en el escenario.
- David, usted cree que la vida es como el abrigo del aparapita, una suma de retazos. La unión de hechos...Se siente aparapita en la vida. ¿Emborrachado por la vida?
- Por supuesto, todos somos algo aparapitas. Jaime era y sigue siendo un aparapita de almas. Nosotros somos aparapitas de sueños. Siempre me auto-observo cuando cargo mis bártulos, mis trastos cuando barro el escenario o lo acaricio al despedirme… y pienso en este oficio donde se carga, aquí cito el texto de la obra: … ansío esa soberana despreocupación, esa inalcanzable sencillez… que difícil vivir, vivir en lugar de simular vivir, que difícil despojarse de lo innecesario, quemar naves, cortar amarras y eso hace el aparapita. El hombre solitario, fanático, desorbitado, anárquico me causa envidia…
Hacer arte en este país es una locura
- Los Tiempos: ¿Ha sido difícil hacer la puesta en escena? ¿Qué fue lo que más trabajó les costó? ¿Qué salió rápido?
- Claudia Andrade: Fue un gran desafío asumir la puesta en escena y la dirección de una parte de la obra de Jaime Sáenz. Se tuvo que hacer que el espectador intuya lo que es La Bodega, tal vez lo más difícil. Conocer a esos personajes maravillosos y a la vez suicidas que viven apartados del mundo. Felizmente, contamos con un elenco de actores talentosos y solventes como María Elena Alcoreza, Ángel Terceros, Jhazel Vargas, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y la participación especial de los alumnos del Taller de Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
- Producir un evento como este es difícil, demasiadas cosas deben confluir, hacer arte en el país es una locura, pero esta es nuestra labor y tenemos que asumirla con todos los riesgos que implican. Hacer palpable el hecho teatral donde abunda la indiferencia estatal y privada, es un verdadero desafío.