Por Proyecto mARTadero
Desde hace 7 años, Bolivia, desde su corazón en Cochabamba, cuenta con mucho más que el recuerdo contenido entre las paredes llenas de historia de su antiguo matadero. Esto debido a que durante al año 2004 se dio inicio a su transformación de un espacio cerrado a uno abierto, flexible, contemporáneo y contextual a las necesidades culturales del país.
Esta transformación no ha acabado, ni se cree, ni se quiere que acabe, ya que la vida impregnada ahora en sus salas habilitadas para las necesidades artísticas actuales ha configurado una realidad ejemplar y –esperemos- replicable en otros puntos del país. Desde las propuestas de formación experimental en artes, pasando por un taller de creatividad infantil, hasta la posibilidad de brindar hospedaje a artistas y gestores nacionales e internacionales (por mencionar sólo algunas de sus propuestas) este espacio ha generado nuevas posibilidades –antes impensables– en nuestro contexto. Todo ello sostenido en un modelo innovador de gestión basado en un adn abierto que, lejos de restringir el desarrollo colaborativo, fomenta la re-creación constante de nuestro accionar.
Trabajar bajo esta lógica que impulsa y promueve el mARTadero supone compartir todo lo que se va logrando para que otros puedan servirse de ello. Significa entender que aquello que se obtiene a través de un accionar concreto desde un contexto particular no queda restringido, sino el opuesto absoluto. Accesibilizar el conocimiento generado en ese proceso para generar uno nuevo, derivado del anterior y aplicable a cada realidad particular ya que hoy, ésta, es más glocal que nunca.
Re-hacer, re-programar, re-accionar,… son sugerentes juegos de palabras que al final tienen un mismo objetivo: avanzar hacia un cambio social sostenible y abierto a través del arte y la cultura. Y precisamente hacia este cambio es que apuntan las estrategias del mARTadero, dirigidas a afianzar y potenciar un trabajo colaborativo, siempre en conjunto con otros actores y gestores de la sociedad civil.
Prueba de esto es la red "4ces", ejemplo de gestión colectiva e interinstitucional que se presenta como el modo de trabajo organizado más acorde al momento en que vivimos. Este modelo ha conseguido dejar atrás la idea de "centro estrella" para hacernos conscientes que es desde el trabajo interconectado y grupal como mejor se consigue llevar a cabo la misión de un cambio social interdependiente. O bajo esta misma lógica, la red nacional de gestores y actores culturales "TelArtes" que basa su desarrollo en impulsar iniciativas en conjunto a través de la utilización de flujos de conectividad efectivos.
Por una Cultura Libre
Apostar por una Cultura Libre es creer en un cambio revolucionario de paradigma. Creer que la cultura nos configura como seres más independientes, más conscientes de nuestra realidad y con mayor capacidad de generar opciones. La Cultura Libre supone el aceptar que entre todos y todas, compartiendo nuestros saberes, nuestros modos de hacer y también nuestros deseos y miedos, podemos ser individuos más integrales y por lo tanto más felices.
Ahora, es completamente cierto que La Cultura Libre no es algo nuevo, no se trata de estar inventando el fuego, siempre ha existido y siempre existirá. Sin embargo en nuestra realidad más próxima es este espacio quién ha sabido ponerla de mejor manera en juego al asumirla como una toma de posición frente a la corresponsabilidad y la interdependencia. Ahora, en términos prácticos cabe la siguiente pregunta:
¿Es posible hacerse más rico cuando compartes? Sí, no hay duda de ello. Los postulados socio-económicos de contextos muy diferentes al nuestro, que se han negado a esta variante, terminaron por demostrar su inviabilidad, tanto allá como acá, por carecer principalmente de un enfoque social, justo y equitativo. Y es que restringir el conocimiento, el acceso o (incluso) el diálogo, no debe, ni puede formar parte de la lógica de ninguna iniciativa cultural. Más bien es exactamente lo contrario, y tanto actores como espacios culturales deben volverse más accesibles, ya sea virtual como físicamente y estar convencidos del bien común que genera accesibilizar abierta y libremente los contenidos culturales y los procesos de trabajo.
Mientras que desde el poder público administrativo no se apoye y fomente la construcción de espacios y políticas de código abierto, es nuestro deber como sociedad civil continuar llevándolas adelante, a través del trabajo unificado tanto de personas como instituciones que están convencidos que necesitamos de la Cultura para Vivir, una construida desde la libertad participativa, democrática, colaborativa y progresiva.
La riqueza de la cultura boliviana debe mirar a un futuro lleno de posibilidades. Una Cultura Viva es una Cultura de Futuro… Libre.
Hackmeeting 2012
Dentro de esta línea estratégica el mARTadero, a través de un convenio con la SCESI (Sociedad Científica de Estudiantes de Sistemas e Informática) de la UMSS, y con el objetivo claro de trabajar conjuntamente por promover y fomentar la tecnología y el conocimiento libre, se realizará el HACKMEETING el 29 y 30 de septiembre.
En estos dos días se compartirán experiencias, aprendizajes de una forma lúdica y formativa. Nada como la cultura abierta y la filosofía hacker concentrada en un espacio y tiempo para que todos disfrutemos de una cultura transformadora.
Además del formato HACKMEETING, donde diversos profesionales de la programación, el código abierto y la seguridad informática, expondrán temáticas que se están eligiendo colaborativamente, se presentará un novedoso ARTCAMP. Este será un espacio abierto y libre para compartir ideas, proyectos e intereses comunes sobre distintas áreas artísticas sin la rigurosidad de una conferencia convencional.
Es un evento donde no hay que ser un experto para participar, sólo tener el deseo de un cambio social responsable a través de un trabajo abierto, participativo y horizontal apoyándonos en el desarrollo tecnológico.
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