RSS mARTadero.org (03/10/2013)

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CICLO DE CINE DE AKIRA KUROSAWA

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Fecha: miércoles 9, 16, 23 y 30 de octubre
Hora del evento: - Costo: ENTRADA LIBRE

CICLO DE CINE DE AKIRA KUROSAWA

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A propósito del teatro y la crítica

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Giulia D´amico, dramaturga italiana, vive en Bolivia hace dos años y nos comenta su experiencia personal en el teatro y la crítica teatral.

Empecé a trabajar en el Proyecto mARTadero en marzo 2013 como coordinadora de formARTe y de Artes Escénicas.

Me gustaría poder compartir algunas experiencias con las personas, que, desde mucho mas tiempo que yo son parte de este lugar - el mARTadero-, sea como equipo operativo, como publico o como artista, ya que gracias a su trabajo, al interés y al apoyo de todos ustedes Este es un espacio de vivencia y desarrollo de las artes.

Elenco permanente de Teatro mARTadero

En particular, me gustaría compartir con ustedes, mi interés por la crítica teatral y mi deseo de poder contribuir al desarrollo de ese oficio, empezando por organizar el taller "El otro actor" que la periodista cultural Mabel Franco estará dictando esta semana (17 al 20 de septiembre)

Bueno, primero tengo que confesar que mi interés por la crítica nació por necesitad y no por vocación.

Cuando acabé mis estudios en la Universidad de Bologna (Italia) me fui a vivir en Londres, en búsqueda de trabajo. Al mes me di cuenta que Londres era mucho más competitiva de lo que pensaba y que no era tan fácil encontrar trabajo. Sin ganar mucho, vivir en esa hermosa y caótica Capital, estaba por volverse en una pesadilla. Cada mes había festivales y expo de cada tipo. Cada día se presentaba algo cultural absolutamente imperdible. Algunas actividades culturales eran gratuitas pero la mayoría tenían costo. Ir al cine, al teatro, a una muestra, u otro evento era un gasto tras otro. Por suerte descubrí que era posible disfrutar de la cultura sin pagar y con boleto a la mano.


Un día, mientras buscaba ofertas de trabajo me crucé con un anuncio de un festival que buscaba estudiantes y jóvenes profesionales del sector teatral interesados en hacer una pasantia en el campo de la crítica. El festival tenía duración de un mes, y cada día se presentaban obras desde las 10:00 de la mañana hasta la medianoche. Me apunté y me aceptaron.

No era la primera vez que escribía una crítica, había tenido un poco de experiencia publicando en la revista de mi Universidad en Italia, pero no había participado nunca a un festival. Poder asistir a tres, cuatro obras por día, tener que escribir todas las críticas en una mañana fue una experiencia que no puedo olvidar. El esfuerzo fue enorme, además el ingles no era mi idioma. Tomaba notas mientras veías las obras, anotaba mis sensaciones, lo que me llamaba la atención, para después redactar de forma más rápida. Por primera vez empecé a considerar la crítica como un oficio.

En realidad el valor de esa modalidad de hacer crítica era cuestionable. Los artículos tenían que ser muy cortos, 10 líneas máximo, y al final había que poner "estrellitas" de evaluación de la obra (de 1 a 5). Las críticas se publicaban cada día en un folleto gratuito que se distribuía al público. La función de la critica era declaradamente lo de guiar a la gente en elegir cuales obras ir a ver y cuales no, ya que la programación del festival era muy extensa.

Cuando se acabó el festival quería seguir haciendo crítica, más que nada para seguir aprendiendo. Ver obras de teatro es el maestro mas grande que uno puede esperar. El teatro es un arte vivo, no se puede aprender en los libros, sino viviendo, experimentando.

Lastimosamente en ese momento de mi vida no estaba haciendo teatro. No encontraba trabajo, sino de niñera y de mesera. No pertenecía a ningún circulo de artistas con los cuales ensayar o experimentar, porque siendo extranjera, básicamente no conocía casi a nadie en esa Capital tan llena de gente.

Poder ir a ver las obras que otros grupos presentaban representaba para mí una manera para seguir profesando mi amor hacia el teatro, por lo menos como espectador. Poder escribir las críticas de las obras que veía era una manera de revivirel hecho teatral una vez mas, de poderme cuestionar sobre los lenguajes del teatro, de preguntarme sobre la puesta en escena y de analizarla.

Descubrí que existían blog y páginas web en las cuales era posible publicar. No pagaban las críticas, pero en cambio ofrecían las entradas. En la web encontré mucho mas espacio para escribir, ya que no tenía un límite de palabras y de líneas permitidas.

A veces me salía muy difícil escribir una crítica, especialmente cuando la obra no me gustaba. El rol del crítico es difícil en sí. Es complejo. ¿Quién soy yo para juzgar una obra? ¿Para decir "esto está bien, esto está mal"? De hecho no logro considerarme un crítico, sino un amante del teatro que necesita compartir y expresar su amor. Cuando escribo una critica espero poder ofrecer un punto de vista interesante sobre una obra, conciente de estar expresando nada mas que mi opinión acerca de ella.

Creo firmemente que es de vital importancia que puedan existir y circular distintas opiniones acerca de las obras de arte, que existan críticos y espectadores activos que escriban sus artículos, que compartan sus ideas, preguntas, dudas y emociones acerca de los movimientos culturales y artísticos. Porque eso genera debate.

Descubrí la importancia y la necesitad del debate teatral llegando a Bolivia. Justamente porque en Bolivia no hay mucho debate. Algunos festivales de teatro organizan encuentros entre artistas, para que se pueda discutir sobre las obras que se van presentado.

Pero en las mayorías de los casos nadie dice nada. Un artista no se atreve a criticar la obra de otro artista. Es así que al final los grupos de teatro casi nunca tienen la oportunidad de tener una mirada externa sobre su propio trabajo. Eso es una límitante. Es importante que un artista sepa que tipo de emociones ha logrado suscitar en el público, si ha logrado comunicar lo que quería expresar. Si no hay debate, si no hay críticos que escriben, si no hay medios que se dedican en ejercer ese rol… esa ausencia crea un vació. Y ese vació crea anarquía.

El arte requiere disciplina. Siempre hay reglas, en cualquier tipo de arte. Reglas para componer música, para bailar un género de danza, para pintar según una técnica especifica… A la vez el rol del artista es de romper con esas reglas, crearse sus propias reglas según la poética y estética que su obra conlleva. En la antigüedad el rol del crítico consistía en vigilar que los artistas respeten las convenciones establecidas por las academias y poseedores de poder. Hoy en día ya no es tan rígido y restrictivo el rol del crítico, pero esa figura que opina y analiza sigue teniendo la tarea de exigir rigor. Rigor a nivel estético y poético, coherencia en las propuestas, conciencia de parte de los artistas acerca de su propio trabajo. El critico, ese espectador activo, exige calidad, exige obras necesarias.

Bolivia tiene obras de alto nivel artístico, directores, actores, dramaturgos que se dedican a su oficio con profesionalidad y vocación. Tiene también grupos amateur y nuevas compañías que recién empiezan sus búsquedas. Tiene estudiantes de teatro. Pero lastimosamente el campo de la crítica no parece tener aun un espacio para expresarse y ser parte activa en el mundo teatral. No hay una voz de críticos que puedan ofrecer su aporte a nivel continuativo. No hay cursos para los periodistas, escritores y espectadores que desean dedicarse a ese oficio.

De aquí surge la idea de organizar en Proyecto mARTadero el l taller de critica teatral "El otro actor" dictado por Mablel Franco, periodista cultural de La Paz, en la esperanza de poder impulsar el desarrollo de una nueva generación de espectadores activos y críticos en Bolivia.

Por Giulia D´Amico

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