- ::: ZON[A]ndo SEPTIEMBRE IRRITANTE: AMONIAKO:::
- HACKMEETING
- Taller de Clown "El estado del payaso"
- Crónica ZONANDO V: Implicaciones ruidosas en la música: Por qué callar si nacimos gritando.
- Crónica ZONANDO V: No te veo dibujar dentro de una mezcladora de cemento.
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Fecha: viernes 14 de septiembre
Hora del evento: 19:00 - Costo: 15 pesits..
AMONIAKO
c/ Annagrama, HipnoMuppets y Wookie Dread
"Brilla el sol de septiembre irritante". El movimiento cultural en Cochabamba provoca un estancamiento, por el tipo de apoyo existente ya sea de instituciones, grupos o de la población en general, lo cual permite el crecimiento ó permanencia primordial de movimientos culturales poco productivos y generadores de conformismo social, así como promulgadores del "no importismo" e individualismo, que es obviamente perjudicial para un desarrollo de escenarios que aporten al crecimiento de las artes.
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Fecha: sábado 29 y 30 de septiembre
Hora del evento: Desde las 9:00 - Costo: Entrada libre Un evento donde no hay que ser un experto para participar, sólo tener el deseo de un cambio social responsable a través de un trabajo abierto, participativo y horizontal apoyándonos en el desarrollo tecnológico. Leer más... |
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Fecha: lunes 24, 25, 26, 27 y 28 de septiembre
Hora: 19:00 a 21:00 Costo: Bs. 120Área: Artes escénicas Destinado a:Público interesado con o sin experiencia en actuación. Inscribete a este taller / Sobre FormARTe Cuando portamos una nariz logramos una conexión directa con nuestras emociones; estas responden a través de nuestro cuerpo, mirada y sentimientos, que son los caminos por los que el payaso transita. Taller dictado por Ariel Baptista Aranda, (Tabla Roja Teatro - La Paz). Leer más... |
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Por Anahí Garvizu
Organizar las ideas antes de manifestarlas es últimamente un requisito, fundamentar cada pensamiento y acción parece ser el pase a lo contemporáneo y no es extraño que luego las señales en las calles siempre apunten en varias direcciones casi susurrando cuál podría ser la próxima canción. Sin duda el último Zonando fue inesperado, compuesto por bandas absolutamente diferentes una de la otra, la polaridad estuvo presente de principio a fin y probablemente esa expectativa fue la base del concierto. Lunatic: Simetría y amabilidad A medida que las personas llegaban se instalaron proyecciones y Lunatic comenzó la primera canción de composición propia y en español seguida por un cover a Radiohead. Sostenidos por los solos, su presentación tenía una propuesta alternativa y probablemente podrían sorprendernos algún día si se arriesgan un poco más, pues los aportes más importantes y valorables en la banda son los mismos integrantes, el baterista cantando y tocando al mismo tiempo o el tecladista sincronizando con la guitarra. Me tomaré la libertad de desordenar el orden de las bandas que tocaron esa noche. Amoniaco y lo que estamos obligados a decir Opté por abandonar el concierto. A pesar de la intención de generar nuevas propuestas, seguimos contaminados por la influencia más fácil, hacer covers de hits, en particular imitar el ritmo de grupos que no pasan de ser estereotipos norteamericanos. Charango y Ramírez Neira A diferencia de la primera presentación de Charango, en esta la ausencia del xilófono y el intercambio en los papeles de los músicos, es decir, varios de ellos tocando otros instrumentos a los que no están acostumbrados generaron un desorden agradable. Sobre todo el momento en que Ramírez Neira tocó una nueva versión de "Desarraigo", lograda de una manera exacta que podría escucharse en la ciudad, en el micro o el bosque y se adaptaría sublimemente. Así que no puedo negar mis expectativas a escuchar una nueva etapa de Ramírez, tocando guitarra eléctrica. Gato diablo: Diapositivas de la enajenación contemplativa La música de Gato Diablo bien podría describirnos a nosotros mismos. Dentro de ella la lucidez expresada con furia, regulada por espacios en los que la claridad de las notas le da el equilibrio necesario para arriesgarse al siguiente alarido. Reconfirmando el noise en su propuesta, el engranaje con el silencio llega en el momento que ellos deciden. Hacer del ruido el éxtasis en cada tema es lidiar con algo que luego tiene vida propia. Se animaron a provocar con los instrumentos, porque sabían que en el fondo eran aliados del lado B de la música. Mutantes o mutados habitando en un lugar donde rara vez nos atrevemos a ver la belleza negra, encantadora. Mostrar la abyección, reírse de ella en la medida que la modernidad nos dejó en ese meollo y al mismo tiempo tocar la batería y casi gritar las letras perfectamente compuestas: La miseria se ha vuelto casi sublime mientras el teclado adormece el contexto. Impactando al público, las reacciones de la gente ante el ruido varían, rechazo o aceptación, no estoy segura. Sin embargo, la banda tiene algunos matices que recuerdan a los trazos de Sonic Youth específicamente "Saucer Like", el bajo y guitarras enloqueciendo en el punto más alto o a los primeros discos de Blonde Redhead con los que uno no puede dejar de involucrarse peligrosamente. Entre las bandas nacionales surgen con calma y todavía algo anónimas, sobre todo jóvenes que salvan lo predecible que pueden ser los conciertos, entonces uno puede regresar a casa satisfecho a las 6 de la mañana después de haber pasado las últimas horas dentro de un cajero automático con otros cronistas que de una manera u otra también están transgrediendo las partituras para darle un poco de ruido a nuestros días, mientras vemos Apocalipsis Now una vez más, se desliza el deseo de gritar como si así se pudiese exorcizar la timidez. Comenta |
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Por Ctrl+Alt+Sup
Llegó el fin de las olimpiadas, las cuales nos dieron la oportunidad entre otras cosas, de observar con espanto como un grupo de delicados bailarines se movía al compás de una de las canciones de los Sex Pistols. Es obvio que la reina Isabel II andaba detrás de esto; que nadie la salve, ella y sus esbirros tienen muchas cuentas que saldar. Más allá de ese inconveniente, las olimpiadas sirvieron también para encontrar nuevos acompañamientos a la hora de dormir, sobre todo al ver las eliminatorias de ping pong. Nada mejor que cerrar los ojos mientras se oía a la pelotita ir de un lado a otro hasta que una exclamación china o nipona (que a fin de cuentas viene a ser lo mismo) ponía fin al ritmo constante. Y otra vez a comenzar a dormir. El Zon[A]ndo se parece a las olimpiadas porque... el que termina en cuarto lugar siempre pierde o en este caso lleva los cables de las demás bandas, barre el patio y apaga la luz antes de cerrar la puerta.Desde que empecé con el oficio de cronista -usar una gabardina para hacerme al misterioso, escuchar conversaciones ajenas y tomar nota en una libreta con sticker de gatito en la portada-, los covers se han ido convirtiendo en una costumbre casi obligatoria. "Si no los hacés no existis". Apartando el hecho de que Lunatic inició el evento eligiendo una de las canciones menos apreciadas Radiohead -si es que puede existir alguna- se mostró entusiasta en el escenario a la hora de tocar sus composiciones propias. A la vez que se suceden los vasos y vasos de alcohol, la capacidad auditiva disminuye considerablemente, todo suena parecido a estar cerca de un motor en funcionamiento; pero ni eso impidió el sobresalto al escuchar lo que parecían ser ruidos sin sentido, distorsiones varias, bruscos cambios de ritmo y aullidos; Noise en estado puro. Con dos discos en su haber, además de estar vetados de tocar en todos los boliches de La Paz, los Gato Diablo se comieron vivo al Zon[A]ndo, a tal punto que parte de la audiencia se aproximó al escenario a pedir más y más temas; la banda por su parte, no cesó en su búsqueda de un sonido crudo sin concesiones melódicas, añadiendo ligeros coqueteos al punk de la vieja escuela. El final de su presentación estuvo a la altura de las expectativas: organizadores apagando la iluminación, bajándole el volumen a la banda y poniendo un temita de Incubus para decretar el fin; bajista tratando de agarrar a golpes al organizador; audiencia que se subía al escenario a felicitar a la banda; singani para todos cortesía del batero. No se puede pedir más. A los niños de Charango los escuché como parte de la anterior versión del Zon[A]ndo, no pude evitar ser prejuicioso ya que esperaba para esta ocasión una especie de copy-paste de su presentación pasada; sin embargo, de vez en cuando uno se topa con un buen giro de tuerca. Era necesario el cambio de disfraz. Aunque con la formación incompleta, los Charango supieron imprimirle fuerza a su performance, cerrando con broche de oro al invitar a Ramirez Neira -cochabambino nacionalizado chileno- a tocar el tema Desarraigo en versión eléctrica. Acertada jugada -ya que se nota gran diferencia con la versión acústica- que en esta ocasión le permitió experimentar con nuevos sonidos y salirse del guión preestablecido que le habían conferido sus canciones en guitarra de palo. Para lograr "sonidos dibujados" se requiere de mucho trabajo, complicidad y sincronización. Las intenciones eran buenas, pero los bosquejos proyectados en pantalla a medida que se los realizaba simultáneamente a la actuación de Charango, no lograron su objetivo: crear un contexto en el cual la música pueda conjugarse; quizá lo único que lograron fue que algunos se tropiecen con los cables y hechen una mirada extraña a su alrededor y no entiendan de qué iba el asunto. La última banda en presentarse fue Amoniako, difícil tarea tuvieron los muchachos, ya que sus dos predecesores habían elevado por lo alto los estándares de aceptación. Desgraciadamente no estuvieron a la altura de las circunstancias, y aunque ya no hace mucho frío en esta ciudad, sentí un baldazo, con cubitos de hielo incluidos, en la espalda. Armados con un punk de caritas felices -y letras que hablan del amor tristemente no correspondido,además del amor maravillosamente correspondido y también, porqué no, del amor en sí- llenaron de corazones rosas la noche del Zon[A]ndo. Si los de Agoriz o la reina Isabel II los agarran en una esquina, no saldrían vivos. Como no ando muy bien en esos asuntos -ya que noche anterior discutí airadamente con Norah, mi muñeca inflable- lentamente empecé a retirarme. Finalizando la jornada acabé comiendo un sanguche de lomito dentro de un cajero automático, mientras le contaba mis penas a la cámara de seguridad que todo lo veía y ahora todo lo sabe. El banco Mercantil Santa Cruz sabe como atender a sus clientes. Comenta |
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