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La exposición reúne 40 fotografías, en blanco y negro, tomadas por el artista a lo largo de sus dos años de residencia en La Paz. Es un homenaje que el fotógrafo le hace a la ciudad en su mes aniversario.
Ajayu es una palabra del aymara que quiere decir alma y en esta muestra se reflejan momentos y emociones; ese espíritu que se esconde en el interior de cada persona. Los personajes anónimos, protagonistas de cada una de las imágenes que componen la muestra, son gente que habita cotidianamente la feria 16 de julio de El Alto y barrios populares de La Paz como la zona Max Paredes, el mercado Huyustus, la avenida Buenos Aires y el mercado Rodríguez, entre otros. En esos lugares Barceló colocó las trampas con las que cazo sentimientos.
Cautivado por la gente y la estética de esta tierra, en cada fotografía el artista plasma emociones universales que trascienden lo visible. “Son pequeños segundos, momentáneas miradas y expresiones que evidencian y se convierten en ese umbral hacia las emociones más profundas de nuestro Ajayu”, señala Barceló.
Para él, Ajayu es, más que una obra, una parte de su vida. Es ese ideal que día a día nutre su pasión por la fotografía.
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