Juana Azurduy


25 de Mayo
l809-2009

Luis Rico
Relato:
La historia que voy a contarles,
Es parte de nuestra Patria,
Vivida en días de gloria,
Sangre y batallas.

Pido a los herederos
De esta América liberada,
Hacer un alto en el camino
Junto a la tumba de la Coronela
Juana Azurduy de Padilla.

Sentirán al amanecer,
La risa alegre de una niña que ríe,
Canta y juega con las mariposas.

Sentirán al medio día,
El galopar de su caballo
Que cruza por campos sembrados
De armaduras españolas,

Y cuando la noche extienda su manto,
Sentirán que el alma se les va,
Dejando un cuerpo solitario.

Las pesadas puertas del Convento
De Santa Teresa,
Se abren para dar lugar
Al menudo paso
De una muchacha morena
Que tiene los ojos grandes y vivaces.
Quieren hacer de ella una monja.


¡Qué pequeño se ha vuelto el cielo
Entre los muros del convento!
Ni siquiera la gran medalla blanca
En plenilunio, se ve aparecer
Tras la cumbre del Sicasica.
Los altos muros le limitan el horizonte;
La cierran, la aíslan del mundo.
Las tardes son largas y perfumadas
Por jazmines y nardos,
Esas flores irán a morir más tarde
A los pies del Cristo moribundo
En el silencio de la capilla.
Pero Juanita no quiere ser monja,
Hay demasiada alegría
En sus ojos reidores
Y su mente alocada,
Ella solo sueña con santos heroicos.

Una tarde, el confesor del convento,
Sostiene una larga charla con la priora,
Al día siguiente,
Juana deja el convento.
¡Es un ave libre que sacude sus alas!

Canto
Como un ave que salta por los caminos
Va cantando en el campo sus dulces trinos.
Frente a un cielo que cubren blancaspalomas
Quiere volar con ellas hasta la lomas.

Salta y juega en el aire y baja el río
Acaricia las olas y vuelve al nido.
Alza vuelo a los montes hasta las nubes
Y en su trino nos trae nuevos cantares.

Relato
Hay en las calles de la vieja Charcas,
Mucha luz, mucho sol,
Un azul y ancho cielo.
El horizonte se abre
Como un mágico abanico
Y en las noches,
Junto a las rejas florecidas,
Deliran de amor las serenatas.

La luna de nácar
Presta apariencias de leyenda
A los patios olorosos y anchos
De Chipirina.

Juana ha entregado su amor
Al arrogante Padilla.
Ahí es entonces
Cuando la Patria pide libertad.

Canto
Juntemos nuestros brazos compañera
Tenemos por delante la vida entera
El cielo está cubierto de nubes negras
Abramos con la espada las sendas nuevas

Juntemos nuestros brazos compañera

Ya están los chapetones en las montañas
Y vienen a quitarnos tierras sembradas
Por eso compañera junto a mi espada
Quiero verte en la lucha mi bien amada

Juntemos nuestros brazos compañera.

Relato
Juana y Manuel se enrolan
En las filas de los luchadores,
Su presencia es señal de combate.
Ellos cubren las retiradas
Y empapan los triunfos.

Un día están escondidos
Entre las fragosidades de las sierras,
Otros días, sembrando espanto
Entre los enemigos.

Como símbolo de libertad
En la batalla,
Doña Juana entrega a su compañero,
Un robusto niño fruto de su amor
Y la bandera del fiero enemigo.
Cañoto y Walparrimachi
Cantan su gloria.

Más tarde,
Después de la batalla de El Villar,
Se le une el dolor supremo
De ver la cabeza de Padilla,
Clavada en la punta de una lanza
Con la mirada inexpresiva.

Pero el dolor acicatea su arrojo
Y aporta con su brazo férreo
En las huestes argentinas de Güemes.

Aguilera, el vencedor de Padilla,
Pone precio a la cabeza
De Juana Azurduy,
Y aún así, sigue el camino
De la lucha por la Patria,
En busca de su preciada libertad
Y los enemigos son al fin vencidos.

Canto
Juana Azurduy de Padilla
Cruza a caballo la historia
Sembrando el alto sendero
De armaduras españolas.

Con los cabellos al viento
Como bandera de Patria
Rompe horizontes de espadas
Juana la libertadora

Ay soldaditos de plomo
Mandados por la Corona
Todos cayeron rodando
Al paso de la amazona

Y en la cumbre del coraje
Donde destella la gloria
Juana de Arco se inclina
Y abraza a su hermana criolla

Relato
Ya los chapetones
Dejaron la tierra americana
Y hay días de gloria
Para los defensores de la Patria.
Doña Juana es Teniente Coronela
Del ejército argentino.
El Mariscal Sucre le da una pensión
Que nunca le pagan.

Más tarde, sobre ella,
Cae el velo del olvido
Pesado como una loza.
Se acabaron las glorias de antaño.
Sólo queda la monotonía
De los largos días de
Soledad y miseria.

Un 25 de Mayo, anciana,
Ha muerto Doña Juana
Mientras las campanas
Repican a gloria.
Nadie en su entierro
Y en la noche,
Sólo un piadoso rayo de luna,
Besa la tumba fresca de Juana la heroica.

Canto
Juntemos nuestros brazos compañera
Tenemos por delante la vida entera
El cielo está cubierto de nubes negras
Abramos con la espada las sendas nuevas

Juntemos nuestros brazos compañera

Ya están los chapetones en las montañas
Y vienen a quitarnos tierras sembradas

Por eso compañera junto a mi espada
Quiero verte en la lucha mi bien amada.

Juntemos nuestros brazos compañera.


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